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El enterrador: Un diario de preguntas | |
Antonio
Mengs |
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Se trata, al parecer,
de una compilación de ensayos: no lo creemos así. Suponemos que
Lynch ha debido escribir estas páginas como ensayos dispersos sólo
por fijarse un marco de trabajo: en realidad, la unidad del libro es sorprendente.
Va de aquí para allá y junto a la vida y a las tristezas de los
demás, cuenta las suyas y acaba siempre en nosotros. Su cuaderno de bitácora
está lleno de formas de la muerte que, paradójicamente, son siempre
formas de la vida. Sin eludir las más brutales, como la que se refiere
a los niños o a los suicidas. Porque Lynch tiene puesta la mirada en la
frontera y en la pregunta de la frontera. Y respeta la religión, la chaladura,
así como cualquier otra cosa: todo es demasiado humano, y su oficio de
poeta (para los poetas, afirma, que a menudo tienden a excederse en el ofrecimiento
de sus versos a los demás, el amor y la muerte son los principales objetos
de interés) le conduce a señalar preguntas, no a atribuirse la potestad
de dar una respuesta. El enterrador es un diario de preguntas,
de preguntas compartidas, lleno de historias comunes: tan comunes, que su aparición
en nuestra lengua puede ser considerada como un importante acontecimiento. |
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El enterrador. La vida vista desde el oficio fúnebre, Thomas Lynch. Alfaguara. Madrid, 2004, 264 pp, ISBN: 84-204-6595-X. |
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